¡¡ACABEMOS YA CON LAS OPOSICIONES A LA ENSEÑANZA!!




La enseñanza es una profesión vocacional, no puedes ser buen maestro o profesor, si no sientes dentro de ti, que estás mejorando la vida de las personas y cambiando el mundo. Si no eres maestro de vocación tarde o temprano te convertirás en funcionario, y comenzarás a amargarte y a amargar a los demás.

Y es que no se puede hacer bien este trabajo si no sientes pasión por la enseñanza.

Por eso, aunque sea una obviedad, es importante recordar que solo aquellos que amen la educación, deberían dedicarse a ella.

Deberíamos crear un sistema de acceso a profesores y maestros que garantizase, en la mayor medida de lo posible, que aquellos que los son, sean los mejores y unos apasionados de este mundo.

 

Y sin embargo….

 

En España tenemos un sistema llamado oposiciones que se parece más a una tómbola, que a un riguroso sistema de acceso a la profesión.

Comencé como profesor hace nueve años, por aquel entonces, cuando hablábamos de la preparación del examen, siempre en mi bendita ingenuidad, comentaba a mis compañeros que ese sistema iba a desaparecer pronto y que no se sostenía; ha pasado casi una década y ahí sigue: como una roca, pétreo, aguantando….

 

Para el que no sea del gremio, le explico brevemente cómo funciona el sistema de acceso a profesores de secundaria (hablo de este, y no de primaria, porque es el que conozco mejor):

 

 

 

 

 

 

 

 

En definitiva…. Es un sistema injusto, azaroso, opaco… Ser profesor no puede depender de que salga la bola del tema que has estudiado, es algo muy serio, el factor suerte es demasiado grande en todo el proceso. Este sistema no garantiza que los que aprueben sean los mejores profesores, si acaso que tienen buena memoria, que saben redactar, y que saben organizarse; cosas que están muy bien, pero que para nada tienen por qué estar unidas a la de ser buen profesor.

 

¿Y por qué no terminamos de una vez con eso si sabemos que no funciona?

 

Hay varios motivos… Por un lado ya hay una industria de academias que viven de este sector; nuestras autoridades educativas, son sencillamente incompetentes, van diez o quince años por detrás de la sociedad. Y también sucede que ya hay muchos miles de opositores e interinos que están de lleno en este sistema, si lo cambiasen protestarían , y los políticos no estarían dispuestos a sacrificar votos.

Pero además, no nos engañemos, nuestra sociedad es muy conservadora, si mañana esto cambiase mucha gente se manifestaría.

 

¿Hay otros sistemas alternativos?

 

Desde luego…. Vale que no existe el sistema perfecto que garantice con cien por cien de fiabilidad la selección de los mejores profesores, pero sin ninguna duda, mejor que el sistema que tenemos hay muchísimos. Alternativas:

 

Se puede hacer un gran examen al final de la carrera, y si apruebas pasas a un largo periodo de prácticas, cobrando y con tutor. Y en ese examen, nada de sorteos, ni de azar… preguntas sobre todo el temario,  eliminando el factor suerte. Durante las prácticas, el aspirante tendrá tiempo de ver si le gusta la profesión, y tendrá un tutor que debe guiarlo y que comprobará si tiene actitudes o no.

Este modelo hace temblar a más de uno, es cierto que en el país de los enchufes y los “amiguismos”, introducir este modelo puede ser el acabose. Pero esto funciona en otros países, como los anglosajones.

“Pero entonces solo trabajarían los enchufados”

No tiene por qué, ese director a su vez estaría bajo la supervisión del inspector, y este debería velar porque no se cometiesen dichos “enchufes”. Por ejemplo, debería velar porque en ese centro no se empezasen a contratar a los familiares de unos y otros. En España tenemos la mala experiencia de lo que ha pasado en las universidades durante décadas, es cierto, pero si las autoridades velan por ello no tiene por qué suceder.

El director tendría potestad para elegir a su equipo, y el objetivo sería crear una comunidad educativa óptima, que ayudase a los estudiantes a desarrollar su potencial. Y si damos libertad a los directores estos podrían hacerlo.

 

Antes de sacar la plaza, siempre escuché un comentario que me hacía arder el estómago. “A ver si apruebas ya la oposiciones, y descansas” ¿Qué significa eso de descansar? ¿Por qué todos insisten en la necesidad de aprobar con plaza unas oposiciones para descansar? Soy mal pensado, creo que la mayoría, cuando dice “descansar”, quiere decir “dejar de formarse”. No nos engañemos, el año que tenemos oposiciones estudiamos como un animal, y aprendemos muchísimo, pero la mayoría, cuando supera la prueba cesa en su formación.

¿Por qué no someter a todo el profesorado a unas pruebas periódicas donde demuestre su formación continua?

Esto se ve hoy día con claridad en el sector de la enseñanza de idiomas: hoy hay alumnos que empiezan a hablar inglés mejor que sus profesores.

Se debería establecer un sistema donde cada cierto tiempo los docentes demostrásemos que nos hemos seguido formando, que estamos capacitados para impartir nuestra disciplina. Y no digo echar del cuerpo a aquellos que no hayan demostrado dicha capacidad, que no hayan superado el examen o se nieguen a formarse; pero por ejemplo sí deberían tener una penalización en el sueldo, o en los puntos que acumulamos a la hora de pedir destino.

 

Como siempre me interesa tu opinión.

 

¿Crees como yo, que el sistema de las oposiciones esta obsoleto y caduco?

 

¿Estas de acuerdo con alguno de los tres sistemas alternativos que propongo?

 

¿Qué otro sistema propones?