¿El saber no ocupa lugar?




Durante siglos la cultura solo estaba al alcance de unos privilegiados, un libro era un objeto de lujo y desde la antigüedad las élites sabían que el conocimiento era una vía de ascenso, una vía para adquirir poder. Por eso un libro, repito, un objeto de lujo, si llegaba a las manos de alguien consciente de que el conocimiento es poder, no lo desdeñaba. Un libro podía contener la clave de cómo conseguir más riqueza y bienestar. Pero cómo era un objeto preciado y raro, si se tenía, se estudiaba y se leía. Nadie iba a acumular tantos libros que no pudiese leer, eso ha sido impensable a lo largo de la historia.

Además, esos libros, habían pasado un riguroso filtro de publicación, y lo que había en el era más que probable que fuese de calidad.

Pero hoy día, en un Kindle, podemos tener más libros de los que vamos a poder leer en toda nuestra vida. El conocimiento publicado y al alcance que tenemos nos desborda. Una vida de estudio no llegaría ni a vislumbrar un 1 por ciento de lo que hay.

 

Entonces... ¿el saber ocupa lugar?

Pues claro que lo ocupa, desde luego que sí. Aún circula esa patraña que tanto daño hace a estudiantes y aprendices de toda disciplina.  "El saber no ocupa lugar", nos dicen dando a entender que podemos aprender todo lo que queramos, y que todo aquel conocimiento que adquirimos queda almacenado para siempre en un disco duro de nuestro cerebro que puede tener  al menos un Tera de memoria.

Y si creemos esta afirmación podemos llegar a una conclusión peligrosa: "si el saber no ocupa lugar, pues entonces puedo aprender todo y de todo, y si puede aprenderlo todo, no tengo la necesidad de discernir si el conocimiento que adquiero me es útil o no", y este razonamiento que está en el poso del sistema educativo y en el pensamiento de nuestra sociedad hace que perdamos, en el sentido literal de la palabra, muchos años de estudio.

 

Y es que hoy sabemos que el saber sí ocupa lugar,...

...que no podemos aprenderlo todo, que llegada una edad, los conocimientos que adquirimos borran otros de nuestra memoria. Por descorazonador que parezca es así.

Pero sabiendo esto, sabiendo que nuestra memoria tiene unos gigas limitados, podemos actuar de forma inteligente, y trazar una estrategia para que todo aquel conocimiento que entre en nuestro cerebro sea útil y provechoso para nuestra vida y nuestra sociedad.

Todos los años, a comienzo de curso, me esfuerzo por explicarles a mis alumnos que es bueno estudiar, y cuándo les pregunto por qué, siempre hay muchos que responden, "para ser más cultos", y yo les pregunto, "¿y para qué sirve ser más culto? ¿para ganar en el trivial? ¿para ser un pedante?"..... y al final la razón que les doy, es que si se estudia, podemos tener  la posibilidad de una mayor calidad de vida, de ganar más dinero, e incluso de gozar de una mejor salud (sí, también hay relación entre el nivel de estudios y la salud). Porque a la vez que sabemos que el conocimiento sí ocupa lugar, también sabemos que su adquisición y aplicación, es sinónimo de poder.

Pero ese día de comienzo de curso, hay una cosa que a los alumnos no les digo, me lo callo de forma vil, al menos ese día, (a lo largo del curso luego se me escapa) les suelo ocultar una verdad: y es la de que el 90% de las cosas que enseñamos las van a olvidar. Con el tiempo el cerebro solo retiene el conocimiento que percibe como necesario para la vida, o aquel que le causó una fuerte emoción positiva. Como profesor de historia siempre me centro en la segunda estrategia, se que si consigo que a mis alumnos les gusten mis clases retendrán una  parte de ese conocimiento.

 

"Profe... ¿Y esto para qué nos sirve?"

Tarde o temprano, a lo largo del curso, a todos los profesores nos hacen esta pregunta. Los alumnos son niños, pero no son tontos, o mejor dicho, son niños y por eso son muy listos, y juzgan sin velos ni prejuicios que les nublen el juicio. Y a menudo aciertan, y cuando a los profesores nos hacen esta pregunta, intentamos salir por la tangente, intentamos dar una respuesta convincente, intentamos hacer creer que lo que estamos enseñando les salvará la vida en el futuro.

Y llegado este punto, alguien preguntará "vale, ¿y ahora qué? ¿hacemos  "delete" en el sistema educativo y empezamos otra vez?" Pues quizá fuese lo mejor.

Teniendo claro lo siguiente:

 

Debemos plantear varias opciones:

Pero para hacer esto hay dos grandes problemas, primero: nuestros políticos, la mayoría está cazando moscas, y cuando tocan  el tema de la educación es para hacer demagogia, populismo o meter la pata, y a menudo las tres cosas a la vez; y segundo problema: ¿qué hacemos con todos los profesores ya contratados? ¿ les obligamos a que se formen en algo totalmente distinto para lo que han estudiado?

2. Y la segunda opción, es adaptar todo lo posible la materia "clásica" a los tiempos modernos y darle la mayor utilidad posible para la vida real. Los profesores conscientes del problema que aquí tratamos, intentan esto, darle a su asignatura un cariz práctico para que al alumno pueda aplicarlo fuera de clase .

 

Cómo siempre, me interesa tu opinión